lunes, 31 de enero de 2011

KINCAID, Eric



Eric Kincaid (Londres, 1931) se graduó en la Gravesend Art School con un Diploma Nacional en Dibujo y Reproducción mecánica. Su especialización fue en ilustración de textos de comienzos del siglo XX.Tras completar su servicio militar en la RAF (Real Fuerza Aérea británica), Eric Kincaid se estableció entonces como ilustrador freelance. Esa carrera independiente se orientó progresivamente a la ilustración de libros infantiles, campo en que su versatilidad de estilo y ojo para el detalle más exquisito le hicieron destacar entre los artistas de su campo. No está de más recordar que en Inglaterra, al contrario de lo que ha ocurrido durante mucho tiempo en España, el Illustration Art tenía consideración de Arte con mayúsculas. Desde 1972 ha mantenido con la editorial Brimax una de esas exitosas y felices pero poco comunes sociedades artista-editor.
Hizo en 1976 algunas tiras sobre bandoleros históricos del siglo XVII-XVIII y XIX, aventureros por los que
parece tener cierta simpatía. Es el caso Gentlemen of the Roads dedicado a Jerry Abershaw, colgado en 1795 después de ser durante cinco años el terror de los caminos.
Pero su pluma se consagró luego al servicio principal de la narración fantástica.

En España la Editorial Everest radicada en León editó en 1983 "Cuentos para soñar" traducido del original en Brixman And so to bed tales del año anterior. Formaba parte de la Colección Colorín Colorado compuesta además por los volúmenes Cuentos y más cuentos, Cuéntame cuentos, La hora de los cuentos, Fábulas clásicas, Fábulas de siempre, Fábulas de Iriarte y Fábulas Ilustradas.
Esta obra en concreto estaba integrada por diez cuentos. El primero de ellos, El dragón Gonzalo de Moira Stubley. En ella se ve como Kincaid huye del
trazo negro delimitando cada campo de color en un tono más oscuro con una línea sinuosa muy expresiva.
En esta misma línea estarían las imágenes que acompañana Los zapatos danzantes de Judy Cooper, La bruja impaciente de Jennifer Jordan y Hora de acostarse de Thomas
Hood.
En Tomasín el Hojuela de Irene James, Kincaid se impone una limitación a dos tonalidades predominantes (salvo en el caso del pájaro cloquea
dor mágico totalmente multicolor). Y en esa austeridad saca mucho partido al color de fondo de la propia hoja del texto. Kincaid parece beneficiarse para una historia que gira en torno a la comida del registro de imprenta de la publicidad o las etiquetas de productos de repostería, levaduras, galletas.


Siguiendo el mismo procedimiento de mimetismo
gráfico en La princesa y la sombrilla de Moira Stubley echa mano de los grandes xiló
grafos japoneses de UKIYO-E, principalmente de Hiroshige y Hokusai, para elaborar los paisajes y la figura protagonista. No obstante en los primeros es apreciable el otro punto fuerte de este ilustrador. Además de su apoyo sólido en la línea está su exuberancia en el empleo de la acuarela perceptible especialmente en la riqueza con la que viste los fondos de éste y del resto de cuentos (Un cerdo llamado Celes de Liz Souval, La cueva secreta de Rosalind Sutton y La fiesta de fuegos artificiales de Robert Moss) de una atmósfera armoniosa y envolvente.
No se ha podido resistir a publicar su propia versión de Alice in Wonderland en 1993, en un registro muy contenido que se sirve para Alicia de los retratos fotográficos de Carroll de Alice Liddel, la niña morena y traviesa que inspiró todo ese imaginario.
Ver: http://tapirr.livejournal.com/1901205.html?thread=15782293
Y en los últimos años ha dado muestra de gran barroquismo en obras como Enchantement de Gill Davis que parecen emparentadas con las escenografías del ruso Léon Bakst dando buena medida de su virtuosismo decorativo.
Ver: http://www.courtenaysfineart.com/Eric_Kincaid.html



domingo, 30 de enero de 2011

Editorial Vasco Americana

Las ilustraciones infantiles son muchas veces las primeras imágenes por las que una persona llega en su madurez al aprecio y valoración del arte. Admiten muchos formatos y aplicaciones. Muchos de ellos no son necesariamente costosos de adquirir. Mientras ahora asistimos a la proliferación de librerías de temática infantil los niños de antes solían proveerse de sus primeros cuentos en los kioskos de prensa.
En los años 60 y 70 en muchos de esos kioskos se podían conseguir cuentos ilustrados editados en tapa blanda por la Editorial Vasco Americana (EVA), radicada en Bilbao. Las ilustraciones no solían consignar al pie la firma de
l ilustrador, por eso vamos a agrupar en principio a esos autores no identificados bajo su editorial. En algunos casos ni siquiera aparecía el listado de la serie o colección bajo la que se publicaba.
Es el caso de El Osito Cazador (1975). En su contraportada, al pie, figura "Animalitos Traviesos" que podría ser una indicación de la serie a la que pertenecía. De entre las siete ilustraciones que contiene se destababa una gama común fría de pardos, verdes y grises, probablemente de originales en acuarela.

Con una excepción en la página 6 donde se incluye una grisalla o bicromía de rojos y grises que hace más evidente las líneas de grafito del original.



EVA disponía de la Colección
Minieva, del tamaño de la plama de una mano, de la que al menos se publicaron cuarenta números con títulos sencillos (La escuela Kirikí, El chanchito listo, Un bromista castigado, etc.) que desarrollaban una historia moralizante, al estilo de las fábulas clásicas.

Es el caso de El Gran Comba
te (1974), la historia de un león propenso al abuso con el resto de animales de la región.
Las ilustraciones son muy homogéneas, reproducidas de originales en acuarelas con lápices de colores.

Curioseando y aprendiendo

Este blog pretende ser por mi parte un cuaderno de aprendizaje sobre los ilustradores de literatura infantil, susceptible por tanto de múltiples modificaciones y actualizaciones en sus entradas resultado del acrecentamiento de ese aprendizaje. Ni que decir tiene que cualquier contribución externa es bienvenida.